Santa Marta espera a los viajeros con su magia natural.

Dicen que cuando los primeros exploradores españoles llegaron a lo que hoy es Santa Marta, estaban confundidos. No sabían si lo que habían encontrado era una nueva isla o si estaban en una extensión continental. Y es que tras esas costas de agua cristalina se apreciaban enormes montañas con tupida vegetación y gran cantidad de fauna.

Y con el pasar de los siglos, la magia natural que se podía sentir en esos tiempos ha logrado abrirse camino en medio de un mundo globalizado, tal como los ríos que bajan desde la Sierra se mueven en medio del bosque. Una magia que cada vez se siente más intensa, más viva y fuerte.

Santa Marta y sus alrededores no son solo playa, brisa y mar. También es una tierra de culturas ancestrales, exquisita gastronomía, paisajes cambiantes, imponentes ríos, diferentes pisos térmicos, aventura y más.

Todo esto ha contribuido a que hoy, con 496 años recién cumplidos, que la convierten en la ciudad más antigua de Colombia, esté posicionada como un ejemplo de reactivación en tiempos de crisis. 

De hecho, de acuerdo con el capítulo Magdalena de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), el puente festivo de agosto la ocupación hotelera fue superior al 90 por ciento, la más alta en lo que va del 2021 y todo un hito si se tiene en cuenta el duro impacto de la pandemia en el sector, que entre marzo y abril vivió una fuerte oleada de covid-19, afectando a una ciudad que vive principalmente de esta actividad económica. Así lo explicó Ómar García, presidente de Cotelco Magdalena: “Esto ha sido una muestra de todo el esfuerzo que la ciudad ha hecho para la reactivación. Fuimos pioneros en playas bioseguras, los hoteles han trabajado por dar su mejor servicio y hemos logrado que la ciudad muestre sus maravillas a todos los viajeros, muchas de ellas desconocidas para muchos”.

Naturaleza mágica

Si viaja en avión, al aproximarse a la capital del Magdalena podrá ver por una ventanilla el mar Caribe en todo su esplendor, que en ese punto de la bahía cuenta con uno de los atardeceres más claros de la región. Además, se encontrará con grandes hoteles y complejos residenciales cercanos al aeropuerto internacional Simón Bolívar.

Pero al otro lado del avión verá los grandes bosques que rodean la Sierra, con unos relieves de figuras misteriosas e intimidantes, que ayudan a entender por qué para diversas comunidades indígenas estas tierras son sagradas.



Y ese es solo un pequeño abrebocas de los contrastes que encontrará en este destino, apto para quienes solo quieren relajarse y tomar el sol en la playa, así como para los más aventureros, aquellos que quieren conectarse con la naturaleza, la tradición y la rica historia de esta región.

Parque Tayrona

No se puede hablar de destinos naturales por excelencia sin mencionar el Parque Tayrona. Este paraje extenso, con diferentes puntos de acceso, no se puede visitar en un solo día. En esta oportunidad, recomendamos visitar el mirador de Siete Olas, así como Playa Cristal, un lugar con una de las aguas más cristalinas del Caribe colombiano, rodeado de empinadas montañas que son sagradas para las etnias kogui, wiwa y arhuaca, las cuales servían como cementerio para su muertos. 

Termales de Costa Verde

Santa Marta no solo es tierra de playas. También es el lugar donde se encuentran las aguas termales de Costa Verde, un espacio natural, protegido por las comunidades indígenas, con propiedades medicinales, ideal para relajarse, salir de la rutina y pasar un buen tiempo en familia.

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Como dato curioso, los científicos todavía no han descubierto el origen de estas aguas termales que, a diferencia de otras, emanan de la tierra a una temperatura ideal para el cuerpo humano.

Minca 

Ubicado a solo 17 kilómetros de Santa Marta, este pueblo es conocido como la capital ecológica de la Sierra. Con un clima templado, en medio de un bosque tropical, cuesta creer que se está cerca del mar. Imperdible el paso por las piscinas naturales de Pozo Azul, las cascadas La Victoria y Marinka, los senderos naturales ideales para hacer avistamiento de aves, la visita a una de las muchas fincas cafeteras y cervecerías artesanales de la zona, y, por qué no, hospedarse en uno de los ecohoteles que abundan en la zona.

Si no quiere este tipo de recorridos, también puede alquilar una bicicleta para pasear por el pueblo, uno de los más amigables con el medio ambiente en el país.

‘Tubing’ en el río Don Diego

Uno de los planes que no puede faltar es la visita al río Don Diego, a 56 kilómetros de Santa Marta. Este afluente, que desciende directamente de la Sierra Nevada, es un espacio totalmente natural, sin la intervención invasiva del hombre, ideal para nadar y disfrutar de hermosos paisajes.

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Pero lo más atractivo es el tubing, un agradable y lento descenso por las aguas cristalinas del río a bordo de grandes flotadores, rodeado de imponentes árboles. No olvide llevar traje de baño y abundante bloqueador solar.

Comunidades indígenas

Hay algo especial que hace que los relieves de la Sierra den una sensación de espiritualidad y riqueza ancestral. Y por ello muchos viajeros aprovechan para descubrir la riqueza étnica de la zona. Esta región cuenta con comunidades indígenas directamente descendientes de los tayronas. Se trata de los koguis, wiwas, arhuacos y kankuamos.

Tener contacto con ellos no solo se logra visitando el Parque Tayrona. Por ejemplo, cerca del río Don Diego viven miembros de la comunidad kogui. Para conocerlos, puede dirigirse al Tayronaka Ecolodge, un parque ecológico donde, además, encontrará tranquilidad, relajación y aventura.

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